Con motivo del cumpleaños número 60 de Diego Armando Maradona quiero dar mi opinión respecto a un tema que me apasiona, una cualidad que admiro en todas las personas que la poseen, y la cada vez más frecuente pregunta: ¿Quién es mejor, Messi o Maradona?
No tengo ninguna intención de entrar en comparaciones técnicas, no voy a hablar de sus cualidades futbolísticas, ni de su rol táctico en cada uno de sus equipos ni en la selección argentina. Me dirigiré a lo principal de este escrito y al rasgo que, en mi nunca humilde opinión 😅, hace la diferencia. Estoy hablando del "Liderazgo" así con mayúscula y en negritas.
El Liderazgo hace la diferencia no solo en la cancha de futbol, sino en nuestras vidas. Es afrontar el destino, los desafíos y los reveses de la vida con dignidad y capacidad para transformar la inminente derrota en victoria, pero no basta con superar nuestros obstáculos, Liderazgo es ayudar a los demás y brindarles las herramientas y/o la dirección y guía para llevar la carga que les corresponde (mientras más pesada, mayor liderazgo se requiere).
Se requiere mayor liderazgo para llevar al Scudetto un equipo acostumbrado a luchar por el descenso, que aterrizar en un club grande de toda la vida. Se necesita mucho liderazgo para ganar con una plantilla modesta, a los planteles con grandes figuras de talla mundial.
Hace falta ser un líder para retar el orden establecido y cuestionar, por qué se juega a las 12:00 del mediodía a 2500 metros de altura, aún cuando esto pueda molestar a la FIFA y provocar una revancha.
Sólo un líder haría oídos sordos al entorno y escucharía su propia voz interior que le dice: "Vengo a demostrar que soy el mejor jugador del mundo" previo al inicio de la Copa Mundial.
Un líder es capaz de generar la sensación de que cualquier selección, llámese Argentina, México o Korea, hubiera ganado la Copa del Mundo con él en sus filas.
La figura de un líder es capaz de transformar un partido de futbol en una extensión de la guerra (Malvinas) o en un debate de racismo (Nápoles vs Italia)
Y así puedo seguir mi lista con ejemplos interminables, como el juego del 90 vs Brasil cuando Diego salió a jugar con un tobillo como una papaya. El líder no abandona nunca.
Ser líder no es un concurso de popularidad, en ocasiones requiere ser incómodo para el grupo, requiere el papel de malo de la película, es el que presiona, es el que obliga, regaña y exige... pero sobre todo: ¡resuelve! Ser líder es resolver el problema, aunque no lo hayas creado tú, es remar para salir de una situación aunque no haya sido tu culpa, es exigir lo mejor de los demás arrastrándolos con el ejemplo y con lo que sea necesario.
El líder tiene las miradas puestas en su espalda y las flechas de las críticas listas para ser disparadas por los "conocedores" o los malintencionados. A veces ser líder significa terminar clavado en una cruz.
Hoy que estamos envueltos en una cultura de hacer lo que las masas dicen, lo que dicen los medios y las redes, lo que es socialmente bien visto... te invito a que lleves tu propio equipo del descenso al campeonato, a que desafíes lo imposible, a que pienses si los poderosos nunca se equivocan, a que te comprometas con pensamientos y con acciones a ser el mejor jugador de tu vida, a que pelees guerras en la cancha y les robes la alegría a aquellos que ganan por decreto. Te invito y te reto a que a tus 60 años, o más, haya alguien escribiendo de tus triunfos y tus anécdotas porque lo inspiras, porque te admira, porque sueña con un día callar a los bocones y traer la alegría a su casa. A mi me inspiró El Diego de Nápoles, que llevó a su equipo del descenso al Scudetto, a escribir esta entrada de mi blog, ¿y qué importa si lo critican si puedo escuchar una y mil veces este relato?: "...arranca por la derecha el genio del futbol mundial..."
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